El ajuste psico-social evita la mayor parte de los problemas emocionales, conductuales y psíquicos.
Hay una serie de actitudes que garantizan ese bienestar. La pirámide del ajuste emocional y social nos muestra esos principios. Si queremos equilibrio y bienestar, necesitamos desarrollar todos esos principios, de nada sirve desarrollar mucho algunos de ellos pero no hacerlo con otros. En la medida en que nos ajustemos a estos principios, lograremos nuestro bienestar.
Actitudes y Conductas para el equilibrio, bienestar y salud
Aprecio por uno mismo y por los demás: En primer lugar, me acepto y me quiero incondicionalmente, me intereso por mí, estoy contento/a por vivir y poder disfrutar de ser, pensar, sentir, amar… Este afecto por mi (auto estima) no puede estar ligado a mis logros, éxitos, destrezas, habilidades, conocimientos, etc. Para que sea una autoestima (aprecio propio) sana, solo ha de estar basada en el hecho de que soy un ser que existe y que se merece todos mis cuidados y afecto. Soy lo más importante de mi vida ya que toda mi experiencia vital depende de mi propia existencia.
En segundo lugar, respeto y me intereso por los demás. Acepto las diferencias y la diversidad. Desarrollo relaciones de afecto, aprecio, cariño, amor… en función de los grados de afinidad con los otros. Formo parte de una sociedad y distintos grupos sociales con los que me comunico, en los que me integro, coopero y contribuyo con interés, solidaridad y adaptación. El bienestar de la sociedad en la que me integro es en parte responsabilidad y proyecto míos.
Responsabilidad: Yo decido mis creencias y tomo conciencia y regulo mis pensamientos y emociones, identificando mis necesidades, mis recursos y condiciones.
Yo actúo conforme a mis objetivos, necesidades y principios.
Yo elijo mis relaciones, mis proyectos, mis compromisos y responsabilidades.
No responsabilizo a los demás de mis emociones ni de mis pensamientos o conductas.
Responsabilizo a la sociedad y a las instituciones de los sistemas que afectan a muchas personas creando las condiciones necesarias para una vida digna, justa y sostenible. Formo parte de esa responsabilidad.
Soy crítico/a con las ideologías, creencias, costumbres y normas. Soy responsable de asumir o no la cultura de mi entorno social. Elijo lo que considero saludable y óptimo para el bienestar mío y de la comunidad.
Objetivos: La vida es una oportunidad para disfrutar, crecer, mejorar, madurar, prosperar, integrarse y cooperar al bienestar de todos.
Me pongo objetivos, metas y proyectos realistas que contribuyan a mi bienestar y madurez. Los planifico y desarrollo, responsabilizándome del proceso y consecuencias.
Me marco objetivos personales, profesionales, de relación y sociales. Colaboro y coopero con la sociedad.
No hay una edad límite para aprender, mejorar y madurar. El tiempo de aprender y trabajar se acaba cuando dejo de existir.
Realismo: Soy consciente de quién soy, qué necesito, cuál es mi entorno.
Acepto los cambios que no dependen de mí, elaborando estrategias para adaptarme, superar escollos y lograr mis objetivos.
Cambio los aspectos que se manifiestan innecesarios o incompatibles con mis objetivos.
Tolero los contratiempos y las dificultades, desarrollando la paciencia, y la resiliencia.
Desarrollo la creatividad para resolver dilemas, dificultades o conflictos. Imagino y visualizo otras posibilidades innovadoras, rupturistas y eficaces para responder a las nuevas condiciones o a los cambios.
Respeto los criterios diferentes o divergentes, elaboro argumentos lógicos y utilizo ejemplos reales para ofrecer alternativas y/o plantear debate y discusión.
Negocio, estoy dispuesto/a a ceder algo a cambio de algo. Soy considerada/o con los intereses de los demás.
Evalúo sin temeridad los riesgos de mis proyectos o decisiones. Analizo racionalmente si estoy en condiciones de asumir las consecuencias.
Asumo riesgos confiando en mi capacidad y recursos para responsabilizarme de consecuencias no deseables o insatisfactorias.
Tomo conciencia de mis recursos actuales y los pongo al servicio de las contingencias
Me adapto a un grado de incertidumbre, comprendiendo que no puedo controlarlo todo y que se producen cambios y sorpresas.
Confío en mi resiliencia y en mi capacidad de adaptación, crear, innovar, construir y responder a las dificultades y contratiempos.
Reconocimiento: Tomo conciencia de mi aprendizaje y la adquisición de habilidades, experiencia y recursos.
Evalúo con frecuencia mis objetivos y el grado de logro. Analizo de forma realista y racional el proceso, sus virtudes y defectos. Identifico errores y aciertos.
Me doy el reconocimiento (sin medallas ni halagos o presunción) que corresponde a lo que he aprendido.
Desde la humildad reconozco la importancia de haber logrado algo.
Hago lo mismo con los esfuerzos, trabajo, conductas y logros de los demás. Soy consciente de su importancia. No halago, no pongo medallas ni trato de manipular mediante el reconocimiento. Ha de ser genuino.