Explicamos brevemente en qué consisten las distorsiones cognitivas, un factor presente en muchos procesos de malestar psicológico. Existen otros, como hemos apuntado en el epígrafe de Malestar.
Las dificultades, conflictos o malestar que se puede generar en la vida cotidiana, en su mayoría, son producto lo que se denomina 'distorsiones cognitivas'. La cognición es un conjunto de habilidades para comprender e interpretar el mundo que nos rodea y a nosotros mismos.
Cuando una habilidad cognitiva produce distorsiones, modifica la forma en que vemos y comprendemos el mundo y nuestra relación con él. Las distorsiones originan esquemas erróneos (prejuicios, rigideces, erróres de lógica...); emociones desajustadas (exageradas, que no corresponden, etc.); actitudes inadecuadas, o conductas inapropiadas. En conclusión una distorsión cognitiva nos puede llevar a un conflicto con la realidad, ya sea emocional, conductual o actitudinal y al malestar psicológico.
Identificar con claridad ese tipo de distorsiones y sustituirlas por interpretaciones ajustadas a la realidad nos transforma en personas más funcionales. Esa funcionalidad nos genera bienestar en forma de fluidez, ligereza, agilidad, acierto, buenas relaciones, asertividad, claridad mental, solidez, objetivos claros, saber porqué y para qué hago las cosas, etc.
Estas distorsiones pueden producirse a nivel de razonamiento; esquema; valores o principios. Por ejemplo, supongamos un razonamiento: 'basta con esforzarse mucho para lograr lo que uno quiere; los que no logran cosas es porque no se esfuerzan'. Es probable que desde este razonamiento, mi actitud sea la de juzgar a aquellas personas que no consiguen un buen trabajo o un buen salario. Esa actitud me puede llevar al prejuicio y a la discriminación, incluso a influir (directa o indirectamente) en decisiones que pueden afectar de modo importante a esas personas. El prejuicio actúa como un esquema cerrado que me puede generar pensamientos negativos y actitudes de rechazo a otras personas, me puede generar agresividad y conductas violentas. En cualquier caso, mi distorsión puede provocar desiguadades, injusticias, malestar social...
Desde mi esquema 'rígido', donde solo contemplo una causa para el éxito (el esfuerzo), no soy consciente de que hay factores previos mucho más determinantes que el esfuerzo, por ejemplo, la educación (social, emocional, cognitiva, física) y los procesos de socialización; así como factores que influyen y condicionan como la clase social, una guerra, la etnia, el género, la edad, o la enfermedad. Hay personas que no han tenido acceso a una socialización eficaz y como consecuencia tienen déficits cognitivos, sociales, formativos, etc. Hay otras personas, que la enfermedad física les condiciona enormemente. Hay otras personas que han tenido la mala suerte de nacer en áreas geo-políticas de pobreza, conflicto bélico, injusticia social, abuso de poder, etc.
Una 'visión de tunel' es una distorsión en la que hacemos excesivamente estrecho nuestro enfoque, eliminando del campo de visión componentes muy importantes. Esa distorsión, es un sesgo porque elimina parte importante de la realidad, y es peligrosa porque determina nuestra actitud, emociones y conductas en nuestra relación con el entorno.
Por regla general, la ira, el rencor, la agresividad, la violencia, el prejuicio, la discriminación, la venganza, el odio, etc., son el producto de un sesgo y una distorsión cognitiva, que se traduce en emociones y conductas desadaptativas.
Hay muchos otros sesgos y distorsiones que pueden provocarnos el desajuste o el malestar. Entre otros, se encuentran el sesgo de perfección; el sesgo de dicotomía; el sesgo de magnificación; el sesgo de extrapolación; el sesgo de castigo; el pensamiento mágico; el pensamiento catastrofista; el sesgo negativo; sesgo de generalización; sesgo de etiquetado; sesgo de personalización; el pensamiento adivinatorio.
Cualquiera de estas distorsiones puede estar anclada en nuestra mente, sin que seamos conscientes de su existencia y de su influencia, activándose de un modo automático ante determinadas situaciones, generando emociones y conductas que no se ajustan a la realidad porque previamente hemos realizado una interpretación 'sesgada' y 'distorsionada' de la misma.
El ajuste psicológico de ciertas actitudes, creencias, esquemas o razonamientos, facilita el funcionamiento óptimo de la persona, generándole bienestar, integridad, estabilidad emocional, satisfacción social y solidez.
Identificar estas distorsiones y ajustar nuestras cogniciones a un modo más funcional es una tarea muy satisfactoria, con excelentes resultados en planos de : autonomía, autoestima, autoconcepto, relaciones sociales, afectos, objetivos, estudios, trabajo, familia, etc.
©LolaSalinas 2022