El Origen social del Cerebro Humano
Las funciones actuales del cerebro humano son el resultado de muchos siglos de construcción. El cerebro humano actual es el resultado adaptativo de la interacción entre la sociedad, el cuerpo y la genética. Las características biológicas y funcionales del cerebro humano han sido modeladas a lo largo de millones de años de evolución de la CULTURA SOCIAL, expresada en los procesos de hominización.
Tomar conciencia de que nuestras habilidades del presente son el resultado de la historia social humana y que lo que hagamos hoy por contribuir a la mejora de las actitudes y conductas personales y grupales incidirá en la sociedad de mañana de un modo determinante, nos lleva a plantearnos la necesidad de implicarnos en proyectos de desarrollo de la INTELIGENCIA SOCIAL.
La Psicología Positiva nos propone un sistema de entrenamiento y aprendizaje que reúne las mejores herramientas de discilplinas y ciencias que tienen una larga experiencia y acumulación de conocimiento en la naturaleza humana: la Filosofía, Sociología, Psicología, Pedagogía..., poniéndolas a nuestro servicio para que logremos potenciar y desarrollar nuestra personalidad del modo más coherente, equilibrado, eficaz y satisfactorio..
La hominización es un proceso SOCIOGENÉTICO: evolutivo (filogenética) y actual (prontogenética). Durante ese proceso evolutivo y actual, la Cultura Social deja su huella en los organismos, en sus células, en sus estructuras y sus funciones.
Las habilidades sociales (cognitivas, emocionales, interactivas...) requieren de la intervención de ambos elementos:
En primer lugar, el ámbito filogenético de la hominización progresiva, sucedida en el entorno de la cultura social, se incorporaría al sistema de información genética, a través de las diversas generaciones, por medio de la selección 'socio-natural', hasta alcanzar el nivel que se manifiesta en un individuo concreto, perteneciente a una determinada cultura, sociedad y época.
En este senido, la seleccion socio-natural operaría a través de las ventajas de los más hábiles socialmente para emparejarse, vivir, trabajar... y reproducirse con 'salud' y una esperanza de vida más alta. Los herederos habrían incorporado 'algo' del potencial génetico-cognitivo actualizado y mejorado de sus ancestros.
En segundo lugar, en el ámbito prontogenétco, las condiciones objetivas que coexisten y conforman un entorno social dado - el habitus de Bourdieu (1991) -, del que un individuo participa, contribuirían a la activación, configuración y combinación de los atributos cognitivos (vg. habilidades, personalidad, actitudes, estilos cognitivos, etc) propios de ese individuo.
En ambos casos, está presente, ineludiblemente, la interacción social, Debido a que la principal actividad que produce la interacción social es como intermediaria entre la realidad "externa" y el "individuo", podría ser definida como factor interfaz en la construcción de la personalidad del individuo. La interacción social, como factor interfaz, a lo largo del proceso de construcción del individuo y de (re)producción de la cultura referencial, es a su vez parte constituyente del propio individuo y de la cultura.
Existen dos realidades que se presentan como principios fundamentales y básicos de la interacción humana-social, una tiene un carácter especialmente simbólico - el lenguaje -, la otra se define por su apariencia física - el cuerpo. Ambas caracterizan y condicionan cualquier experiencia individual de la vida social.
Tener cuerpo de mujer en una sociedad altamente dicotomizada por la diferenciación de géneros es un factor condicionante para el proceso de identidad del individuo
Utilizar una terminología muy exclusiva de ciertos grupos profesionales nos acerca a unos individuos y nos aleja de otros.
Ambas realidades, lenguaje y cuerpo, son producto de la cultura social. El lenguaje como espléndido modelo de comunicación entre organismos que conviven en una sociedad cada vez más compleja. El cuerpo -incluído el cerebro- como herramienta perfeccionada y adaptada a las necesidades sociales actuales.
Hoy hay numerosos hombres con espermatozoides vagos debido, entre otras razones, al estrés de la cultura social occidental. Los varones de esta sociedad que logren vencer el estrés, la tensión y las preocupaciones, estarán en mejores condiciones de procrear y transmitir genética y educativamente a sus hijos, sus propias habilidades.
Esa plasticidad de las neuronas y de las células en general, es un atributo que la hominización en una cultura social ha ido ganando a la rigidez de la naturaleza en otros organismos. Es una plasticidad que responde a los requerimientos de un entorno social complejo, cambiante, difícil, variado y prolongado.
Estas dos realidades cuerpo y lenguaje están presentes en todas las situaciones, y actúan como necesarias referencias para que el individuo participe de los procesos de objetivación y socialización de la cultura referencial en la que se encuentra inscrito. Estas realidades interactuan permanentemente como medios de percepción y expresión individual de la cultura referencial, o como diría Varela (1992), son las condiciones necesarias para la "enacción", es decir sin ellas la cultura referencial tampoco tendría la virtud de ser condición objetiva para la acción.
A su vez, ambas son manifestaciones de los procesos de reflexión del sujeto colectivo e individual. La reflexión se define en este contexto como el proceso de `auto conciencia' de la cultura referencial, la cual es objetivizada en la interacción, a través de las reinterpretaciones del individuo, por medio de las cuales, simultáneamente, la cultura referencial es creada y modificada sucesivamente.
©Lola Salinas 2022