El acompañamiento psicológico es muy útil para aquellas situaciones vitales en las que necesitamos compartir una experiencia, nuestras emociones o nuestras dudas, y -por diversas razones- deseamos hacerlo con alguien que no está implicado personalmente en la situación o a quién no influye o afecta directamente lo que nos sucede. Por ejemplo:
En estos casos, quizás no necesito ayuda para resolver la situación, pero sí me viene bien hablarlo con alguien, verbalizar lo que pienso, exponer mis ideas y reflexiones, obteniendo un espacio de atención y escucha que facilita mi concentración, dedicación y reflexión.
El acompañamiento psicológico está libre de orientaciones, recomendaciones o directrices de ayuda; porque consiste en escuchar y servir de 'eco' para fomentar la reflexión y la concentración, eliminando otros ruidos o condicionantes.
Con el acompañamiento psicológico se eliminan las preocupaciones derivadas del temor a compartir algo que pueda afectar a personas allegadas; se elimina la preocupación por ser juzgados; se elimina la ecesidad de seleccionar con mucho cuidado lo que decimos; se eliminan los condicionantes de quienes escuchan con prejuicios o intereses propios implicados en el asunto; se eliminan los ruidos de posibles emociones de quienes escuchan, etc.