La insatisfacción es un sentimiento que se genera ante la frustración de nuestras expectativas. Se puede producir en el terreno sexual o en el ámbito de las relaciones de pareja (por supuesto en cualquier otro ámbito).
Podemos generar insatisfacción porque nuestras expectativas sean demasiado altas, estén mal orientadas o porque no seamos capaces de obtener lo que deseamos.
Puede que nuestros objetivos de gratificación, placer o relación estén por encima de la realidad que somos capaces de generar. Puede que cuando nos planteamos los objetivos de placer y satisfacción, no seamos realistas con nuestras propias capacidades y esperemos que sean los demás quienes nos aporten ese placer.
También se da el caso de personas que buscan la satisfacción en el lugar o la persona inadecuada. No se conocen lo suficiente y pierden el tiempo con relaciones o situaciones que no van a producirles la satisfacción deseada. En muchos casos se pude producir una adicción, porque erróneamente, la insatisfacción se asocia a la ausencia de 'cantidad' y no a la inadecuación del escenario donde lo búscamos. Eso hace que se repita la conducta cada vez con más frecuencia, estableciéndose un hábito que es adictivo.
En otros casos, aunque sepamos lo que deseamos y nos conozcamos lo suficiente para buscar aquello que nos satisface, es posible que no seamos capaces de ir a por ello, de apostar e invertir en lo que nos gusta de verdad, nos comportamos con miedo o con cicatería. En cualquier caso, sentimos insatisfacción porque lo anhelado no llega.
El trabajo de coaching o terapia puede ayudarnos mucho a conocernos, establecer nuestras necesidades, desarrollar estrategias eficaces para lograrlas y hallar la satisfacción.
©Lola Salinas