Uno de los aspectos que favorecen la compatibilidad de dos personas es que compartan intereses: modelo de familia; actitudes sociales; objetivos económicos; ideología; orientación profesional...
Cuantos más sean los intereses comunes, más fácil será gestionar la vida cotidiana. Esto no significa que todos los intereses tengan que ser iguales. También es bueno tener intereses que no se compartan y que se puedan satisfacer de forma independiente a la pareja. Las diferencias, si no son muy grandes, contribuyen a enriquecer a la pareja aportando información y variedad.
Si, por el contrario, la mayoría de nuestros intereses son distintos, significa que vamos a tener muy pocos ámbitos de unión o actividades a compartir (sociales, comunicación, ideológicas). Esta situación o bien nos alejará excesivamente o bien será motivo de fricción porque cada cual quiera 'barrer' para su lado.
Muchas veces nos resultan atractivas las personas que tienen intereses distintos a nosotros, esto es normal porque nos pueden abrir campos de interés nuevos. Cuando somos muy jóvenes es más fácil que nos incorporemos a nuevas formas de ver la vida o a actividades desconocidas para nosotros. Durante la juventud, es más fácil que los intereses de la otra persona los convirtamos en nuestros propios intereses. A medida que vamos madurando y alcanzamos una edad vital más experimentada, el abanico de nuevos intereses que nos pueden movilizar puede ser considerable pero es menor que en la juventud.
Por otra parte, y quizás esto sea lo más importante, nuestros intereses ya están muy definidos, estaremos dispuestos a abrirnos a nuevos intereses pero no a abandonar los que nos dan satisfacción. Es precisamente este aspecto el que debemos tener en consideración al elegir pareja cuando somos adultos y hemos alcanzado una madurez vital.
En esta situación, aunque alquien nos resulte atractivo o divertido precisamente por ser muy 'distinto' a nosotros, conviene tener en cuenta que en el día a día vamos a necesitar algo más que diversión o atracción para construir una pareja. Hay muchos intereses que se ponen de manifiesto en la vida cotidiana y que hemos de saber mantener en un sano equilibrio para satisfacerlos y para que nuestra pareja satisfaga los suyos.
©Lola Salinas