Te preocupa algo y no logras resolverlo. Esta preocupación está influyendo negativamente en tu vida cotidiana: duermes peor, estás más irritable, te concentras mal, no rindes con tu capacidad habitual... Para una información más completa ver 'Piensa bien y acertarás'.
No tienes confianza en poder resolver ciertas situaciones, te produce temor pensar en una situación concreta y te resulta muy difícil o imposible analizarla de forma relajada.
Evitas afrontar lo que te preocupa, pero le das vueltas en tu mente. Eso te produce cansancio, desmotivación y falta de confianza.
Estás evitando situaciones sociales, te preocupa lo que puedan ver y opinar sobre ti. Te evalúas constantemente de forma negativa, ves muchos defectos y no ves tus virtudes.
Has sufrido o sufres reacciones de miedo intenso acompañadas de evitación (metro, avión, manifestación...)
Padeces episodios intensos de miedo y preocupación ante la idea de que se produzcan nuevos episodios debido a sus desagradables consecuencias.
Estas pueden ser algunas de las causas
Una evaluación poco objetiva o funcional de los hechos, con tendencia a ver más peligros o mayores consecuencias de los que realmente hay.
Una falta de confianza en tus propios recursos y habilidades para resolver una situación.
Una tendencia a planificar tus respuestas y acciones con cierta improvisación y/o falta de funcionalidad.
Una tendencia a devaluar las cosas que funcionan, tus habilidades... restándo importancia a todo lo que está bien y te permite disfrutar del día a día.
Tener unas expectativas poco realistas de lo que tiene que suceder.
Disfrutar poco de la vida cotidiana y las pequeñas cosas.
Un déficit de autoestima o una autoestima mal constituída, desenfocada o errónea.
Un conflicto no resuelto entre lo que consideras que deberías hacer y lo que haces en realidad.