El realismo es la capacidad de evaluar y valorar de forma objetiva y ecuánime nuestro entorno, nuestra situación y nuestras habilidades, recursos y objetivos, nuestro modo de actuar y pensar, nuestros aciertos y errores y nuestros márgenes de mejora.
El realismo es una habilidad más, que se puede entrenar. Nos permite invertir lo adecuado para cada situación y objetivo sin despilfarrar o sin quedarnos cortos.
Una posición realista, trata de observar todos los elementos de la situación sin sesgos, bloqueos o autoengaños. En la posición realista observamos el panorama sin tener una decisión predeterminada que condicione nuestro campo de visión, es decir, solo elaboramos nuestra decisión o conclusiones cuando hemos contemplado la realidad en toda su dimensión. Habrá elementos de la realidad que contradigan nuestra impresión inicial o que desmientan la información previa que teníamos, pero en lugar de negarnos a esa nueva información, la incorporamos para extraer conclusiones más objetivas, amplias y realistas.
A veces, esa realidad más amplia nos compromete a realizar un mayor esfuerzo por comprender la complejidad o por entender a otra persona o a nosotros mismos. Quizás ese mayor esfuerzo nos genere una pereza o una inseguridad que nos tiente a negar la evidencia para seguir en nuestra 'comodidad'. A la larga, todo lo que hagamos como consecuencia de sesgar la realidad nos va a pasar factura, va a tener efectos negativos en nuestra vida: relaciones, crecimiento, bienestar, solidez...
En el apartado 'Aceptación vs Conformidad' y en el apartado 'Afrontar' podéis encotrar reflexiones amplias, con ejemplos, sobre este tema del realismo.
