La consulta estándar está pensada para tratar en sesiones continuadas un tema que produce malestar, hasta que el malestar se supera, o por lo menos, hasta que la persona se asegura de haber adquirido la comprensión suficiente y las herramientas necesarias para superarlo.
Tal y como está definida la salud mental por la OMS, no todo el malestar representa un trastorno. Si el malestar psicológico es atendido temprano y con la adecuada dimensión a su intensidad, frecuencia, severidad, etc., evitamos, por una parte, sobrediagnósticos y sobretratamientos, y por otro lado, evitamos que se transformen en trastornos y lleguen a cronificarse, lo que puede conducir al usuario a una dinámica de puerta giratoria (entradas y salidas constantes del sistema sanitario).
En este contexto podemos entender la ayuda o terapia psicológica como el conjunto de estrategias eficaces aplicadas en el contexto de la relación cliente/psicóloga con el objetivo resolver el malestar o sufrimiento que aqueja a la persona.
Estas estrategias terapéuticas van encaminadas fundamentalmente a:
Cuanto antes se produzca la intervención de ayuda psicológica (preventiva), mejor protegemos la salud mental del futuro. Una intervención preventiva eficaz a tiempo puede reducir o eliminar intervenciones innecesarias.
Parte de mi labor también consiste en evitar el sobrediagnóstico y el exceso de tratamiento. La evaluación temprana y correcta de algunos síntomas que con demasiada frecuencia se etiquetan bajo un 'supuesto' trastorno (por ejemplo, TDAH, TOC, TAG, Depresión, etc.), puede generar otra valoración, más certera, que no implica un trastorno, pero sí un problema o malestar, con la consiguiente ventaja de que nos permite una estrategia de intervención más adecuada y más eficaz para la persona afectada.