La adaptación a los cambios requiere ajustes, si no los realizamos a tiempo, los desajustes que se generan a lo largo de nuestras vidas pueden causarnos desorientación, conflictos, dificultades y malestar. Gran parte de las personas no dedicamos tiempo a la autoescucha para analizar los cambios que experimentamos, o las necesidades y recursos que demanda nuestra situación. Es muy frecuente que no nos paremos el tiempo suficiente para detectar los cambios y reajustes necesarios. Con frecuencia, actuamos como autómatas con 'programas' fijos, que acaban por ser poco eficaces para nuestros objetivos. Los reajustes pueden ser de carácter emocional, cognitivo, conductual, social, físico.
La mayor parte de las veces, si paramos a tiempo, será suficiente realizar un breve análisis, para identificar qué aspecto, recurso, rasgo, creencia... hemos de modificar para lograr el ajuste. Si tenemos claros nuestros objetivos, nuestras necesidades y los recursos, podremos llevar a cabo el ajuste necesario.
Por lo general, la propia evolución personal, algunos cambios, o un nuevo proyecto o reto, requieren que realicemos ciertos ajustes de adaptación si queremos mantener la coherencia del sistema. Por ejemplo, integrarnos en la escuela, el acceso al mundo laboral, las nuevas relaciones sociales, la pareja, la sexualidad..., suelen presentar novedades y retos que requieren de adaptación y evolución con reajustes de nuestro sistema bio-psico-social. Estos reajustes no siempre se realizan con éxito por muy variadas causas, por ejemplo:
Si esta estrategia disfuncional es solo ocasional, lo más probable es que el malestar sea pasajero y que, además, podamos aprender de la experiencia, incorporando una dosis más de autoconfianza en nuestra capacidad de superar obstáculos e interiorizar mejoras.
Si la estrategia ineficaz es constante y es ya un hábito en nuestra actividad cotidiana, entonces, sentiremos malestar que se expresará en el pensamiento, las emociones, las relaciones, la salud física: preocupación, miedo, angustia, ansiedad, inhibición, ira, pereza, impulsividad, obsesión, discusiones, bloqueos, dolores, desajustes...
El malestar es un síntoma que nos alerta de algún conflicto entre las necesidades y los deseos, recursos u objetivos que esperamos alcanzar. El malestar tiene la función de avisarnos para que analicemos dónde se está produciendo alguna fricción, discrepancia o desajuste. A continuación mostramos algunos ejemplos de malestar que pueden expresar estrategias poco eficaces:
Nuestro sistema psico-emocional construye rutas o caminos para lograr objetivos, es decir para conseguir aquello que desea o necesita. Estas rutas o caminos son como estrategias vitales, que con mayor o menor acierto, nos acercan o alejan de nuestros objetivos. Algunos ejemplos de estrategias son:
Las estrategias vitales que nos acercan a nuestras necesidades de forma coherente serían funcionales, porque cumplen la función para la que fueron elaboradas, respetando el sistema en su conjunto. Por el contrario, las estrategias vitales que nos alejan son disfuncionales. Siguiendo con los ejemplos:
Pueden trabajar de forma consciente, voluntaria y analítica, o pueden ser hábitos adquiridos, que se activan de modo automático, involuntario o inconsciente.
Pueden ser producto de un instante de respuesta del sistema ante un acontecimiento absolutamente nuevo, o pueden ser rutas establecidas a lo largo de los años de experiencias y aprendizaje.
Pueden ser el resultado de análisis de funcionalidad y de reajustes convenientes, o pueden ser el resultado de la rigidez y estereotipia de un hábito poco cuestionado.
El entrenamiento psicológico se puede comparar con los ensayos de una orquesta hasta lograr la sintonía de todos los instrumentos. En el caso de la psicología, entrenamos para sintonizar la mente, las emociones y la conducta. En ambos casos, el objetivo es obtener una melodía fluida, armónica y fiel a la 'partitura'. Esa sintonía nos puede relajar y elevar, nos produce placer, nos da energía positiva, nos produce sensaciones gratas, nos puede producir sosiego y paz.
La salud y el bienestar de una persona se logran a medida que se armonizan y afinan los aspectos (emocionales, cognitivos, sociales, físicos) que integran su sistema psico-socio-emocional.
Esta interesante tarea es el objetivo del trabajo en la consulta psicológica donde se pone a disposición de todas las personas los recursos que en Psicología han demostrado mayor eficacia para lograr el bienestar bio-psico-social.
Cada persona puede iniciar el análisis psicológico por distintos motivos y objetivos:
En las sesiones con la psicóloga (individuales o de pareja) se identifican los objetivos concretos de trabajo y se seleccionan los recursos adecuados para lograrlos, teniendo siempre presentes las preferencias individuales y s. Haciendo un símil, la persona que atiende a consulta plantea una ecuación a resolver, donde la mayoría de las veces conocemos dos términos de la ecuación (lo que deseo y lo que tengo), pero falta lo que hay que cambiar, añadir, restar o sustituir, para lograr el deseo.
Para realizar estas tareas se elabora un análisis funcional compartido con el/la cliente/a, con el fin de comprender el papel que cumple cada aspecto o elemento en la ecuación que estamos planteando. Las explicaciones ligadas a ejemplos de cada situación personal acompañaran a cada sesión para garantizar su comprensión, aplicación y entrenamiento, valorando su efectividad. Cada persona aprenderá a utilizar estos recursos, adaptados a su situación, accediendo a las claves y herramientas específicas para obtener bienestar en su vida cotidiana, ya se trate de su entorno familiar, su trabajo o en sus relaciones afectivas o sexuales.
Como consecuencia de esta alianza profesional entre cliente y psicóloga, cada persona realiza un aprendizaje en técnicas y teoría psicológica. Al final de este 'training psicológico' el/la cliente, además de superar o resolver la situación específica, habrá accedido a nuevos conocimientos y herramientas para su vida cotidiana, que le resultarán de gran utilidad para el resto de su vida.
El bienestar es un estado que se alcanza a través de un proceso de reenfoque, comprensión y entrenamiento, que se materializa definitivamente cuando integramos el cambio. En este proceso se pueden diferenciar tres dinamicas que pueden solaparse:
Estas dinámicas se retroalimentan, provocando el aprendizaje y la consolidación del mismo, facilitando un conocimiento profundo y útil de nuestra psique, emociones y conductas. Como resultado de este nuevo conocimiento, las herramientas y técnicas interiorizadas nos van a permitir aplicar la experiencia en diferentes ambitos de nuestras actividades cotidianas, convirtiéndonos en expertos de nuestra mente.
Cada persona tiene su ritmo, sus necesidades, sus dificultades y su motivación para abordar un problema, un cambio, una crisis o para iniciar un entrenamiento psicológico específico. Estos condicionantes pueden verse afectados en parte por algunos factores que es conveniente abordar para impedir que controlen nuestras decisiones. Te sugiero algunos, a modo de pregunta, para que consideres si están retrasando tus objetivos:
¿Te preocupa no lograrlo?
¿No ves la solución?
¿Estás en un bucle?
¿Sientes cansancio y desesperanza?
¿Te falta motivación?
¿Has perdido la ilusión?
¿No tienes energía?
¿Tienes prisa?
¿Tienes dudas sobre la ayuda psicológica?
¿Necesitas más información?
Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es 'sí', te puedo ayudar en una sesión inicial a resolverlas para que puedas salir de la indecisión y adoptes un plan a corto, medio o largo plazo.
Desde la primera entrevista psicológica te ofrezco mi experiencia con una actitud de colaboración que genere una excelente alianza de trabajo:
1. Con una escucha muy atenta para identificar tus necesidades concretas y las claves para satisfacerlas.
2. Dando sentido a lo que te sucede y estableciendo explicaciones útiles para afrontar el cambio.
3. Con la sencillez y profundidad necesarias para marcar con claridad objetivos alcanzables y el camino para lograrlos;
4. Aportando las herramientas y técnicas más eficaces para conseguir tus metas;
5. Planteando estrategias adaptadas a tu situación, personalidad y objetivos;
6. Acompañándote durante todo el proceso, hasta que tú decidas que has logrado tus objetivos o cuando tú quieras ponerle fin.
©Lola Salinas 2022