Confinamiento y otras dificultades

Qué actitudes y conductas nos van a mantener en un buen estado emocional para afrontar situaciones difíciles.

Aceptación vs Conformidad

Las sugerencias que listo a continuación son válidas y útiles para cualquier situación difícil, en donde se produce un cambio drástico, una enfermedad sobrevenida o una catástrofe natural.

Más que nunca, en este tipo de circunstancias, conviene empezar por aceptar la contrariedad, la incertidumbre y los problemas que surgen, para adaptarnos a las exigencias de una crisis de este calibre. La aceptación, no significa que nos conformemos con la situación, significa que no luchamos contra nuestros sentimientos ni contra lo inevitable, y nos orientamos a buscar soluciones, recursos, reacomodos y aprendizaje, echando mano de nuestras habilidades (cognitivas, emocionales, sociales…).

Por otra parte, hemos de ser conscientes que en nuestras decisiones y conductas están las soluciones, así como la rapidez en alcanzarlas.

En situaciones de cambio drástico, todos cambiamos nuestras rutinas y, sobre todo, los primeros días nos podemos sentir desubicados y quizás con una cierta ansiedad y temor.

Estos sentimientos en una medida baja son lógicos, y conviene gestionarlos con serenidad para que resulten útiles. Un poco de incertidumbre, desasosiego y temor, son razonables y nos pueden ayudar a enfocar nuestra atención hacia la búsqueda de conductas preventivas saludables y actividades de entretenimiento y productivas que tan necesarias pueden ser con el confinamiento.

Actitudes para afrontar

Sin embargo, cuando los sentimientos que en cierta medida son razonables y eficaces traspasan ese nivel y se incrementan o agudizan, se pueden convertir en nuestros principales enemigos. Para mantenerlos en un nivel razonable y sano, es necesario adoptar las actitudes y conductas adecuadas. Me permito sugeriros cuales pueden ser más eficaces:

  1. Habituarnos a las medidas preventivas. Dedicar todo el tiempo necesario a adquirir estos hábitos, pensarlos, dotarlos de sentido y aplicarlos con plena conciencia de lo que estamos haciendo. Adquirir hábitos lleva un tiempo, una intencionalidad y una dedicación.
  2. Convertir la preocupación en ocupación. Las medidas preventivas y otras actitudes (leer, escribir, coser, cocinar, limpiar, bricolaje, ayudar, ordenar, jugar…) nos hacen ocuparnos con responsabilidad de la situación y, por lo tanto, evitan que nos preocupemos innecesariamente. Las preocupaciones las vamos resolviendo con eficacia y sin dejar que se acumulen en nuestra cabeza. Dedicamos un tiempo a cada cosa.
  3. Auto instrucciones. Mientras lo hacemos, nos damos mensajes de confianza: “Lograré resolverlo”, “Aprenderé a hacerlo”, “Esto es otro paso más en mi evolución”, “He aprendido de otras situaciones, también de esta”, “Me he adaptado en otras ocasiones y he superado otros problemas, esta vez también”, etc. Estas auto instrucciones pueden ser en voz alta o en nuestro dialogo silencioso.
  4. Buen ánimo. Las auto instrucciones de confianza y las conductas proactivas saludables me sirven para frenar los miedos irracionales y también para colocar mi estado de ánimo en un buen nivel de energía y esperanza, dos actitudes que favorecerán mi salud, sin duda.
  5. Auto reconocimiento. Sentirnos satisfechos por llevar a cabo lo que son conductas de salud y es nuestra responsabilidad individual. Reconocernos esas buenas actitudes. El auto reconocimiento nos ayuda a tomar conciencia de nuestro papel positivo y del valor de nuestros actos. Con ello, nos provocamos estar contentos y alegres. Nos generamos buen ánimo.
  6. Visualizar.  Todos los días y varias veces, pararnos en silencio y ver en nuestra imaginación cómo esta situación dentro de un tiempo habrá pasado entre otras razones porque habremos aprendido a afrontarla. Visualizar que nuestra conducta y actitud van a contribuir a ello de forma muy notable e imprescindible. Visualizar que saldremos más reforzados de ella, que habremos aprendido cosas importantes y que el mundo, probablemente, también aprenderá.
  7. Desmontar el estrés y la ansiedad. La confianza en nuestros recursos y capacidades, entrenada todos los días y varias veces al día, nos dará serenidad, calma, seguridad y paz. Estos ingredientes son necesarios para evitar el estrés, la ansiedad y, por lo tanto, mantener nuestro sistema inmune en buenas condiciones de respuesta ante las amenazas del virus.
  8. Parar. Comprender que esta es una oportunidad para calmarnos, serenarnos y ‘parar’ un poco esta vida ajetreada, reduciendo la velocidad y tomando decisiones pequeñas o grandes con la confianza en nuestros recursos. En este blog podéis encontrar otras reflexiones que quizás os resulten de utilidad estos días.
  9. Ejercicio ‘dentro de casa’. Hacer ejercicio en casa, pasear cada cierto rato, tomar el sol aunque sea a través de la ventana. Si salimos de forma individual a comprar alimentos o productos de farmacia, aprovechar para disfrutar de ese rato. Valorar todas estas pequeñas cosas y tomar conciencia de lo importantes que son cuando nos faltan, pero que siempre hay alguna cosa para disfrutar que podemos valorar.
  10. Comida saludable. Aprovechad que estamos más tiempo en casa para cocinar cosas ricas o para aprender a cocinar. Puede ser entretenido, divertido y muy saludable.
  11. Proyectos. Puede ser una buena ocasión para iniciar algún proyecto para el que no teníamos el tiempo o la tranquilidad necesaria. Quizás disponemos de más horas libres, que antes destinábamos a vida social. Estas horas pueden ser de gran utilidad para emprender unos estudios, para ampliar nuestra formación, para aprender a tocar un instrumento, para iniciar una actividad como la escritura, etc. Iniciar un proyecto que nos interese puede ser muy satisfactorio.
  12. Informarnos lo necesario. No atender a falsas noticias y bulos. Informarnos directamente en las páginas web de la OMS y del Ministerio de Sanidad o de la propia Comunidad Autónoma.
  13. Equilibrio. Procurar reducir el número de horas y veces que vemos las noticias en la TV. Elegir un canal y programa que nos ofrezca información clara y con profesionales sanitarios. Tomar conciencia de que las televisiones viven de la audiencia, pero cada ciudadano ha de cuidar de su salud. Es preferible ser comedidos con las noticias.
  14. Solidaridad. Recordar que cada uno de nosotros tiene un papel en la solución y que sin esa aportación todo es más difícil. Acordarnos de quienes lo están pasando peor: enfermos graves, sanitarios en centros desbordados, familiares de ambos.

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