Insomnio: Dificultad para conciliar el sueño. Sueño muy ligero, vulnerable a cualquier disrupcción. Sueño no reparador, sensación de cansancio al levantarse. Te despiertas muy temprano o tardas mucho en dormirte.
Hipersomnias: Exceso de somnolencia durante el día. Muchas horas de sueño. Sensación de no poder evitar el sueño. Sensación de pesadez y lentitud en las actividades diurnas. Sensación de falta de energía y necesidad de descanso constante.
El descanso de calidad es necesario para reponer nuestro cuerpo y nuestras neuronas. El bienestar que produce el descanso nos influye positivamente en la forma de pensar y en la utilización de nuestras habilidades y recursos personales. Las decisiones que tomemos después de un descanso de calidad son con toda probabilidad mucho más satisfactorias, realistas, objetivas y eficaces.
El descanso de calidad nos genera un mejor estado de ánimo, nos produce sensación de plenitud y nos genera energía, alegría y confianza.
El descanso produce bienestar en el organismo en su conjunto y en la mayoría de nuestros órganos, además del cerebro.
El sistema inmune se ve positivamente afectado cuando dormimos y descansamos lo suficiente. Una prueba de ello es la necesidad de descanso cuando tenemos un catarro, una gripe o una cirugía.
Adquirir buenos hábitos de descanso es cuidar de nosotros de una forma responsable, saludable y sostenible. Nos evita tener que tomar estimulantes (café, té, bebidas energéticas, etc.), permietiéndonos desarrollar nuestra capacidad física y mental sin forzarla.
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