Dar o Recibir
Imaginemos la siguiente conversación entre los dos miembros de una pareja (en este caso hetero, por simplificar el diálogo):
- Ella: ¿Por qué no me respondes a los mimos que te hago?
- Él: ¿Por qué me haces mimos?
- Ella: Hombre… porque me apetece darte cariño y que te sientas querido
- Él: Bien, entonces ya has hecho lo que querías. ¿Quieres algo más?
- Ella: Si, que tú me respondas.
- Él: Ah… ¿entonces tú me haces mimos para que yo te haga mimos?
- Ella: No exactamente. A mí me apetecía hacerte mimos pero además me apetece que tú me hagas mimos.
- Él: Ah… ¿entonces, en cualquiera de los dos casos has hecho lo que a ti te apetecía?
- Ella: Si, claro, me apetece pero lo hago para que tú te sientas bien
- Él: Ah… ¿Me has preguntado cómo me siento yo bien?
- Ella: Pues no, chico, qué complicado eres… Supongo que te sientes bien como todo el mundo, cuando le hacen mimos.
- Él: Creo que confundes lo que a ti te apetece y necesitas con lo que yo necesito y me apetece. No siempre me apetece que me hagan mimos. Hay veces que me apetece muchísimo y no me los hacen… ¿Me conoces lo suficiente como para saber cuando sucede todo eso?
- Ella: Pues supongo que sí, después de 15 años juntos…
- Él: Entonces ¿por qué no me has observado lo suficiente para darte cuenta de que en estos momentos yo no necesitaba mimos y lo que quería era una escucha atenta al problema que te estaba planteando?
- Ella: Pues, no sé, quizás he dado por hecho que preferías un mimo.
- Él: ¿Y no será que proyectabas sobre mí lo que tú hubieras deseado en esos momentos?
En realidad cuando ‘damos’ cariño ¿cuál es nuestra intención, darlo o recibirlo? Si yo me acerco a mi pareja mimosa/o, qué objetivo persigo:
- ¿Qué se sienta bien porque he detectado que necesitaba de mis mimos?
- ¿Sentirme yo bien porque necesito o me apetece proximidad?
Creo que en las relaciones afectivas y en las relaciones amorosas es importante saber qué es lo que realmente motiva nuestras acciones. Las consecuencias de desconocerlo son, por ejemplo, que creemos que estamos ‘dando’ y que no recibimos a cambio, cuando en realidad estamos siempre tratando de recibir, aunque no nos demos cuenta de ello.
Esta actitud ‘ciega’ suele provocar en la otra persona irritación, incomodidad o rechazo. Puede que no sea consciente de lo que está pasando, puede que no lo haya racionalizado pero a nivel intuitivo y sensitivo lo vive como una especie de ‘uso’ indebido de su intimidad.
Esta misma actitud se da en las relaciones sexuales. ¿Cuántas veces nos acercamos a nuestra pareja con ánimo de tener RRSS para satisfacer nuestro propio deseo pero no estamos considerando lo que desea la otra persona ni cómo lo desea?
Un tema para reflexionar
Saludos