Sumar o restar a la solución
Una crisis de grandes dimensiones necesita que cada uno de nosotros contribuya con lo mejor que tiene. Requiere de un gran esfuerzo para mantener la sensatez, la ecuanimidad y los objetivos de unidad y responsabilidad, dejando los egos, las ideologías y los desahogos personales en un segundo plano.
Durante una crisis las personas podemos aportar fuerza, serenidad, confianza, análisis, soluciones, apoyo y esperanza, o podemos socavar las fuerzas de los demás o incluso contribuir a la desinformación y al miedo irracional -poco eficaz e irresponsable- y a la ansiedad o pánico.
Además de seguir escrupulosamente las medidas que recomiendan expertos y responsables, es necesario arrimar el hombro para mantener el estado de ánimo de todo el mundo.
Nuestra contribución puede ser evitar (escribir, apoyar o difundir) aquellos mensajes que tienen el efecto de minar el ánimo, socavar las fuerzas y destruir la racionalidad, la serenidad y la confianza.
Algunos mensajes son infundados e incluso maliciosos. Evitemos su difusión, combatamos sus efectos, contrarrestemos su contaminación. Otros son innecesaria e ineficazmente alarmistas. Hagamos oídos sordos, no los apoyemos, no les bailemos el agua, no nos hagamos eco, frenemos su difusión y su efecto. Otros mensajes son una crítica sesgada y a veces constante de la actuación de los responsables.
Consideremos por un momento cómo de positiva y solidaria es la conducta de la persona que hace la crítica y valoremos si esa actitud crítica es una contribución a la solución o es una actitud que perjudica y menoscaba la fuerza y la confianza. Consideremos si nos merece confianza y autoridad la opinión vertida por alguien que está demostrando poca consideración y ecuanimidad al evaluar el trabajo de los demás.
Antes de apoyar o difundir mensajes de este tipo, pensemos en qué beneficio tendría su difusión para las personas que los van a recibir; valoremos cuál es por nuestra parte el objetivo de apoyar o difundir ese tipo de mensajes; evaluemos cómo podemos contribuir en positivo al objetivo que todos tenemos de superar esta crisis cuanto antes.
Hoy, si cabe, más que nunca, conviene que nos paremos a analizar qué es lo que realmente estamos expresando y por qué lo hacemos de ese modo. Quizás, una explicación a la expresión de tanta crítica destructiva es la dificultad para gestionar de forma eficaz nuestra ansiedad y angustia y esa angustia la proyectamos contra aquel que no se puede defender de nuestras acusaciones.
Creemos que nuestras emociones son racionales y están justificadas, y no nos damos cuenta de que mientras criticamos a otros tal vez estamos descuidando nuestra mayor responsabilidad, que es mirar dentro de nosotros, aplicar la actitud crítica hacia nosotros mismos y buscar soluciones a nuestra propia conducta ‘destructiva’ o ‘desmoralizadora’, que podría ser mucho más eficaz, sana, positiva y estimulante para nuestro entorno. Todo ello desde la bondad.
Por otra parte, no cabe duda que estas actitudes tampoco serían nunca unos rasgos adecuados para liderar equipos destinados a gestionar una crisis de este calado. La transmisión de tanto pesimismo, tanta crítica, tan pocas soluciones realmente viables, imposibles o inútiles, no son de ayuda en situaciones así, y solo servirían para desmoralizar a nuestros equipos.
No quiero extenderme en este post. Solo quiero transmitir lo que desde mi humilde punto de vista podemos hacer cada uno.
1) Guardar las máximas medidas de prevención, sin excusas. Eso reducirá al máximo el número de contagios en las personas más vulnerables, así como su ingreso en UCIs y hospitales, y la saturación de los mismos. La mayor responsabilidad recae en cada uno de nosotros.
2) Desde la serenidad y ecuanimidad, valorar el enorme esfuerzo que se está realizando por parte de los profesionales sanitarios que están en primera línea, dedicar toda nuestra energía a darles ánimos, ayuda y soporte.
3) Desde la ecuanimidad y objetividad valorar y respetar el esfuerzo que se realiza por parte de los responsables. Contribuir con sugerencias y apoyo efectivo desde una posición positiva, proactiva, optimista, de confianza y de colaboración y solidaridad. Podemos ser constructivos en nuestro análisis y realizar una crítica racional, fundamentada (datos, información) y aportar soluciones o sugerencias sin dramatismos, alarmismos y sesgos que solo contribuyen al malestar.
Resumiendo, mantener la serenidad, ecuanimidad, amplitud de miras, creatividad, generosidad y resiliencia. Canalicemos adecuadamente toda nuestra energía y nuestras emociones. Comprender que en estos momentos los errores también son nuestros y nos gustaría que nos ayudaran a superarlos.
Estar confinados es nuestra responsabilidad, pero esta tendrá mucho éxito y mérito si lo acompañamos con nuestra contribución al bienestar de los que nos rodean.
Solo añadir que dentro de la gravedad y deficiencias que existen -y que en gran parte podemos evitar cada uno de nosotros, por favor, seamos conscientes de los privilegios de nuestra sociedad, frente a lo que se les viene encima a millones de personas en India, África y Sudamérica.
Muchos ánimos.
Un abrazo fuerte