La fórmula del placer sexual

¿Cuáles son las claves de las relaciones que nos producen más satisfacción y mejores recuerdos?

¿Por qué hay tantas relaciones sexuales que no dejan huella?

Para encontrar personas con las que tener unas relaciones sexuales plenas y satisfactorias, que aporten y contribuyan a nuestro bienestar, conviene considerar cuáles son los ingredientes que necesitamos para nuestra fórmula del placer.

Podemos obtener placer sexual  en distintos grados. Cada ingrediente del placer sexual suma en la intensidad de placer, la satisfacción alcanzada, la amplitud y el calado. La plenitud y huella de ese placer van a depender del número de ingredientes placenteros que confluyan en una relación.  Si logramos combinar muchos de estos ingredientes, tenemos la fórmula que nos garantiza unas relaciones sexuales muy plenas, satisfactorias y con gran potencial a largo plazo. Si juntamos pocos ingredientes, no podemos esperar un gran placer ni satisfacción plena.

Pretender la satisfacción plena, buscarla pero no saber qué necesitamos para lograrla, conduce a la frustración, a la búsqueda incesante, a la dependencia del sexo o a su rechazo y negación… Puede llevar a la confusión y a caer en conductas tóxicas para nuestro bienestar. Entre otras razones, porque puede provocar que desviemos la atención de otras actividades que son necesarias para nuestro equilibrio emocional, intelectual y social. Saber quienes somos, qué es para nosotros realmente satisfactorio y comprender cómo encontrarlo en el otro es una gran ventaja.

En la sociedad actual, existen muchas opciones de acceder al sexo y paradójicamente una gran insatisfacción sexual y emocional. La experiencia constante de relaciones sexuales (con la misma o con distintas personas) que producen un placer efímero, liviano, superficial, incluso con un cierto regusto – emocional o psíquicamente- insatisfactorio, es un síntoma de error o déficit en la fórmula del placer.

El éxito en el arte de experimentar la plenitud del placer sexual está en conocer la receta que más se adapta a nuestra personalidad y necesidades. Consiste en combinar de forma equilibrada y adaptada a cada persona, los siguientes ingredientes:

  • Sentir que somos deseados, sentir que gustamos. Intuir o saber que resultamos atractivos es uno de los componentes fundamentales del placer. Muchas personas se empeñan en tener relaciones sexuales con alguien que no les resulta atractivo o a la inversa, tienen relaciones aún sabieno que no son atractivos para el otro. Otros intereses y objetivos marcan esas relaciones sexuales. No se pueden extrañar de no obtener placer o que éste no sea pleno y satisfactorio.
  • Dejarnos sorprender. Las relaciones sexuales requieren la ausencia de estereotipos, esquemas, prejuicios y rigidez. Las relaciones sexuales placenteras y satisfactorias, son aquellas en las que se da una actitud de apertura y aprendizaje, siempre dispuestos a descubrir/nos.
  • Darle significado al placer. Conocer nuestras necesidades, lo que es más significativo para nosotros en las relaciones y por lo tanto en las relaciones sexuales. Identificar qué actitudes, conductas y habilidades admiramos, nos atraen, interesan o nos gustan en las otras personas. Desde el modo de mirar, hablar, pensar, vestir, relacionarse, reír, acariciar, abrazar, besar, hasta sus planteamientos de vida o intelectuales. Todo se graba en nuestro cerebro y nos orienta positiva, negativa o de forma neutra hacia la otra persona. Una orientación positiva, facilita un placer más satisfactorio. Tener relaciones sexuales con alguien con quien no congeniamos en una amplia gama de cosas puede producir un placer muy superficial o puede ser un mero tranvía para desahogar un deseo hormonal. No dejará huella.
  • Identificar nuestras emociones. Comprender qué emoción nos embarga en cada momento. Identificar qué nos provoca esa emoción. No engañarnos tratando de conformarnos con lo que no nos satisface o no es afín a nosotros. Compartir la intimidad con las personas que nos hacen sentir a gusto.
  • Entender qué nos resulta atractivo de la otra persona y qué puede resultar atractivo de nuestra personalidad y actitudes.
  • Deseo por esa persona, no sólo deseo. El deseo basado en el impulso sexual causado casi exclusivamente por picos de producción hormonal, se desvanece tan pronto como se ha resuelto el orgasmo o la erotización. Produce un placer muy superficial, corto y genera sensaciones contradictorias.
  • Actitud perceptiva. Desbloquear todas las inhibiciones, miedos, tensiones, complejos, inseguridades… Los sentidos y la capacidad de percepción estarán a pleno rendimiento, con el máximo potencial de recepción y disfrute del placer sensorial. Identificar qué interfiere con nuestra percepción, parar si es necesario (incluso si no es necesario, parar se convierte muchas veces en un escenario de placer, recreación, sosiego y estimulación), hablar, explicarnos…
  • Actitud para el juego. Capacidad y entrenamiento en administrar los tiempos, aprender a disfrutar con lo que ofrece cada encuentro; habilidad para crear deseo en la otra persona; seducir sin manipular; alternarse en la iniciativa; habilidad para insinuar, negociar, ceder, pedir, dar, dosificar, aceptar, intuir, traducir e interpretar adecuadamente los gestos del otro.
  • La sensualidad al mando.  Dejarse llevar, fluir. Capacidad de erotizar, de disfrutar con la sensualidad. Poner los sentidos al mando de la relación, dejar la parte analítica en un segundo plano, consciente pero sin dominar el escenario.
  • Confianza.  Crear un espacio de honestidad, comunicación, claridad y transparencia. No engañar, no manipular no generar espacios de calculada distancia. La implicación puede ser total en una relación de un día, si se dan las condiciones de honestidad y transparencia suficientes. La desconfianza, el rencor, la enajenación… son antagonistas del placer y las endorfinas.
  • Afinidad con los gestos, actitudes, olores, sabores, formas y características de la otra persona. No podemos forzarnos a que nos guste lo que no es afín a nosotros. Hay cosas que chirrían desde el minuto uno. Eso no significa una devaluación de la otra persona, significa falta de afinidad.
  • Desinhibición, o lo que es lo mismo, darse el derecho a ser uno mismo, a expresar lo que siente y piensa, lo que desea y le gratifica. Mostrarse, no ocultarse.
  • La generosidad en las relaciones sexuales ha de ser mutua si no, no funciona. La generosidad es la actitud de compartir el deseo y el placer sin restricciones. No confundir con aplicar técnicas de placer, por favor!!! Por ejemplo, creer erróneamente que la generosidad consiste en practicar sexo oral al otro, aunque no apetezca, lleva a actuar mecánicamente, algo que es el antídoto del placer y la satisfacción. La generosidad es compartir lo que se desea, no imponerse un objetivo.
  • La comunicación es uno de los mayores estimulantes eróticos. Dentro y fuera de las relaciones sexuales. No sólo la buena comunicación erótica pero sin duda ésta es un ingrediente muy potente. Expresar el placer que sentimos, describir lo que nos gusta de la otra persona, poner nombre a las sensaciones que estamos viviendo… permitir que nuestros jadeos, respiración y reacciones corporales formen parte de esa comunicación.
  • Curiosidad por la otra persona. Curiosidad por descubrir, interés por disfrutar de eso una vez que descubrimos. Evitar la posesividad, el interés tóxico, el agobio, la persecución o el control.
  • Respeto y afecto son ingredientes fundamentales de una sexualidad sana, placentera y plenamente satisfactoria.
  • Libertad. Comprender que el deseo nace de la elección libre y de la conciencia de libertad. El placer decrece y puedo llegar a desaparecer, creando incluso fobias, cuando las relaciones se convierten en engaño, rutina, imposición o contrato y no en una elección. No pretender retener al otro con restricciones, celos o manipulación. La libertad y el placer van de la mano de la seducción honesta. Eso no es fomentar el placer mutuo es obsesión y posesión.
  • Autonomía, escenarios de privacidad para cada una de las personas, donde el individuo pueda expresarse, crecer y relacionarse al margen de la otra persona.
  • Escuchar, aprender a interpretar al otro, conectar con la otra persona a todos los niveles. Lejos de la homogeneidad, la conexión consiste en reconocer y disfrutar de la diferencia, aprender a obtener placer en lo que es más distintivo, único y diferenciado de nosotros, que nos resulta más atractivo, precisamente por distinto. Sin perder de vista la afinidad.
  • Practicar el tacto y la delicadeza para plantear cuestiones, para no herir, para resolver discrepancias y desencuentros.

Comprendo que muchas personas pensaran que estos ingredientes son los necesarios para que se dé una relación de pareja. Sin embargo, no comparto esa visión. Para una relación de pareja, además, se tienen que dar otras cosas imprescindibles para que se puedan superar y limar los conflictos y contratiempos de la convivencia diaria. Pero estos ingredientes son motivo de otra reflexión.

Los ingredientes presentes en la fórmula del placer sexual satisfactorio, pueden ser también muy importantes en una relación de pareja pero no son suficientes para una relación de pareja estable y duradera.

Ser conscientes de qué grado de placer vamos buscando, qué nos va a reportar y en qué medida deseamos ser honestos con nosotros y con los demás, por lo menos nos producirá estabilidad. El autoengaño es la mejor forma de contribuir a nuestra inestabilidad, ansiedad y falta de madurez. Obviamente, desde el autoengaño el placer y la satisfacción plena están lejos de nuestro alcance.

La sociedad actual ofrece pocas herramientas para lograr esa satisfacción a edades tempranas. La inteligencia emocional es, en toda su amplitud, uno de los grandes tesoros de nuestra personalidad. Bien se merece mayor atención y tiempo.

Ejercicios de Relajación

Entrenamiento en Técnicas de Relajación[1]

Guía para el Audio

Antes de  comenzar con los primeros ejercicios de relajación, me gustaría comentarte cuál va a ser nuestro objetivo y anticiparte unas pequeñas orientaciones sobre lo que vas a hacer.

Objetivos
Lo que estás leyendo ahora mismo, forma parte del entrenamiento. Adopta una actitud de lectura paciente y atenta, elimina las prisas…NO TIENES PRISA. Relaja tus hombros, tu cuello… inspira aire profundamente, retenlo dos segundos y suéltalo sin retenerlo y sin forzar…
El objetivo más inmediato de los ejercicios es aprender a eliminar la tensión innecesaria de nuestros músculos. Con la relajación lograremos otros efectos muy beneficiosos:
Durante el proceso de relajación podemos experimentar mayor bienestar general. Con el tiempo podemos notar mejoría de algunas dolencias como dolor en las articulaciones, dolores de cabeza; contracturas; problemas de cansancio y falta de energía, eyaculación precoz, impotencia, etc.  También podemos prevenir otras disfunciones y enfermedades asociadas a la tensión continua (ansiedad, vasoconstricción, enfermedades cardiovasculares…)
Para aprender a relajarnos es necesaria la cooperación activa. Se trata de eliminar hábitos adquiridos de forma involuntaria y sustituirlos por hábitos más sanos y conscientes.
Se necesita un entrenamiento regular para que el  trabajo realizado sea eficaz.
Es importante adoptar una actitud ‘sin prisas’ y sin ‘expectativas’ donde el proceso es lo importante, no el resultado. Desde el primer momento de relajación conviene que adquieras conciencia del aquí y ahora: no necesitas pensar en qué pasará o para qué estás haciendo  los ejercicios (eso lo puedes dejar ‘aparcado’ para otro momento de reflexión, antes o después de los ejercicios de relajación).
Orientaciones iniciales sobre las etapas de la relajación
Los ejercicios que vas a escuchar en el audio de relajación están divididos en cuatro etapas. Las 2 primeras etapas puedes realizarlas durante 2 semanas, a diario. Las 2 etapas siguientes puedes entrenarlas cuantas veces quieras hasta que logres automatizar los procesos de relajación.
o   La primera etapa consiste en tomar conciencia del cuerpo, visualizarlo y sentir la postura que tienes; entrenas la respiración rítmica y relajada;  al mismo tiempo aprendes a  descansar la mente.  (duración aprox.: 5 minutos)
o   A continuación, en la segunda etapa entrenas  en “Tensar y Soltar” los músculos  según el guión del audio.  Tensas unos segundos, los necesarios para tomar conciencia; relajas unos segundos, un poco más de tiempo, para notar el descanso y el bienestar. (duración aprox.: 20 minutos)o   No conviene estar pendiente del tiempo, es más importante que logres los objetivos de tensión y relajación.
o   En la tercera etapa, profundizas  en las técnicas de relajación que previamente has adquirido.  (duración 15 minutos).
o   En la cuarta etapa, aprendes a generalizar la relajación a otros ámbitos de actividad (fuera de casa; sentados en una silla; de pie, esperando al autobús) y entrenas para diferenciar con facilidad y rapidez qué músculos están tensos de forma innecesaria. (duración 3-5 minutos)
RESUMEN
o   Durante las primeras 2 semanas entrenas  conjuntamente la primera y segunda etapa hasta que aprendas la actitud y los mecanismos de relajación básicos.
o   Dedicarás la 3ª y 4ª semanas para las etapas 3 y 4 de profundización, diferenciación y generalización.
o   Al terminar las cuatro etapas, estarás en condiciones de aplicar cada etapa en distintas ocasiones de tu vida cotidiana y las seguirás aplicando hasta automatizarlas y generalizarlas.
Empezamos el audio de relajaciónRecuerda, NO TIENES PRISA acepta el ritmo marcado por el terapeuta en el audio…

 

 

[1] Ejercicios de relajación integrados, basados en las Procedimiento de Relajación Progresiva de Jacobson modificado por Bernstein y Borkovec.

 

Principios para el bienestar

El ajuste psico-social evita la mayor parte de los problemas emocionales, conductuales y psíquicos.

Hay una serie de actitudes que garantizan ese bienestar. La pirámide del ajuste emocional y social nos muestra esos principios. Si queremos equilibrio y bienestar, necesitamos desarrollar todos esos principios, de nada sirve desarrollar mucho algunos de ellos pero no hacerlo con otros. En la medida en que nos ajustemos a estos principios, lograremos nuestro bienestar.

Actitudes y Conductas para el equilibrio, bienestar y salud

  • Aprecio por uno mismo y por los demás.

En primer lugar, me acepto y me quiero incondicionalmente, me intereso por mí, estoy contento/a por vivir y poder disfrutar de ser, pensar, sentir, amar… Este afecto por mi (auto estima) no puede estar ligado a mis logros, éxitos, destrezas, habilidades, conocimientos, etc. Para que sea una auto estima sana, solo ha de estar basada en el hecho de que soy un ser que existe y que se merece todos mis cuidados y afecto. Soy lo más importante de mi vida ya que toda mi experiencia vital depende de mi propia existencia.

En segundo lugar, respeto y me intereso por los demás. Acepto las diferencias y la diversidad. Desarrollo relaciones de afecto, aprecio, cariño, amor… en función de los grados de afinidad con los otros. Formo parte de una sociedad y distintos grupos sociales en los que me integro, coopero y contribuyo con interés, solidaridad y adaptación. El bienestar de la sociedad en la que me integro es en parte responsabilidad y proyecto míos.

  • Responsabilidad:
    1. Yo decido mis creencias y tomo conciencia y regulo mis pensamientos y emociones, identificando mis necesidades, mis recursos y condiciones
    2. Yo actúo conforme a mis objetivos, necesidades y principios
    3. Yo elijo mis relaciones, mis proyectos, mis compromisos y responsabilidades
    4. Yo asumo las consecuencias de mis actos y mi forma de pensar
    5. No responsabilizo a los demás de mis emociones ni de mis pensamientos o conductas.
    6. Responsabilizo a la sociedad y a las instituciones de los sistemas que afectan a muchas personas creando las condiciones necesarias para una vida digna, justa y sostenible. Formo parte de esa responsabilidad.
    7. Soy crítico/a con las ideologías, creencias, costumbres y normas. Soy responsable de asumir o no la cultura de mi entorno social. Elijo lo que considero saludable y óptimo para el bienestar mío y de la comunidad.
  • Objetivos: La vida es una oportunidad para disfrutar, crecer, mejorar, madurar, prosperar, integrarse y cooperar al bienestar de todos.
    1. Me pongo objetivos, metas y proyectos realistas que contribuyan a mi bienestar y madurez. Los planifico y desarrollo, responsabilizándome del proceso y consecuencias.
    2. Me marco objetivos personales, profesionales, de relación y sociales. Colaboro y coopero con la sociedad.
    3. No hay una edad límite para aprender, mejorar y madurar. El tiempo de aprender y trabajar se acaba cuando dejo de existir.
  • Realismo: Soy consciente de quién soy, qué necesito, cuál es mi entorno.
    1. Mi relato y visión de los hechos se ajusta a la realidad, eliminando sesgos o distorsiones producidas por una visión limitada o afectada por emociones o creencias erróneas.
    2. Utilizo la lógica y no me permito conclusiones irracionales
    3. Evalúo de forma objetiva sin engañarme
    4. Planifico mis proyectos, objetivos y conductas sin dejar que los impulsos, caprichos o deseos efímeros me desvíen de mis necesidades.
    5. Tengo en consideración cómo mis conductas pueden afectar en mi entorno y tomo conciencia de las consecuencias que puede tener en mí.
    6. No idealizo mi persona ni la de los demás. Soy consciente de los recursos y limitaciones
  • Flexibilidad: La rigidez, la fijación, las obsesiones y el inmovilismo no se adaptan a la realidad ni producen resultados satisfactorios.
    1. Acepto los cambios que no dependen de mí, elaborando estrategias para adaptarme, superar escollos y lograr mis objetivos.
    2. Cambio los aspectos que se manifiestan innecesarios o incompatibles con mis objetivos.
    3. Tolero los contratiempos y las dificultades, desarrollando la paciencia, y la resiliencia.
    4. Desarrollo la creatividad para resolver dilemas, dificultades o conflictos. Imagino y visualizo otras posibilidades innovadoras, rupturistas y eficaces para responder a las nuevas condiciones o a los cambios.
    5. Respeto los criterios diferentes o divergentes, elaboro argumentos lógicos y utilizo ejemplos reales para ofrecer alternativas y/o plantear debate y discusión.
    6. Negocio, estoy dispuesto/a a ceder algo a cambio de algo. Soy considerada/o con los intereses de los demás.
  • Confianza: Acepto la incertidumbre y el riesgo
    1. Evalúo sin temeridad los riesgos de mis proyectos o decisiones. Analizo racionalmente si estoy en condiciones de asumir las consecuencias.
    2. Asumo riesgos confiando en mi capacidad y recursos para responsabilizarme de consecuencias no deseables o insatisfactorias.
    3. Tomo conciencia de mis recursos actuales y los pongo al servicio de las contingencias
    4. Me adapto a un grado de incertidumbre, comprendiendo que no puedo controlarlo todo y que se producen cambios y sorpresas.
    5. Confío en mi resiliencia y en mi capacidad de adaptación, crear, innovar, construir y responder a las dificultades y contratiempos.
  • Reconocimiento: Tomo conciencia de mi aprendizaje y la adquisición de habilidades, experiencia y recursos.
    1. Evalúo con frecuencia mis objetivos y el grado de logro. Analizo de forma realista y racional el proceso, sus virtudes y defectos. Identifico errores y aciertos.
    2. Me doy el reconocimiento (sin medallas ni halagos o presunción) que corresponde a lo que he aprendido. Desde la humildad reconozco la importancia de haber logrado algo.
    3. Hago lo mismo con los esfuerzos, trabajo, conductas y logros de los demás. Soy consciente de su importancia. No halago, no pongo medallas ni trato de manipular mediante el reconocimiento. Ha de ser genuino.

 

Perfiles de Maltrato Emocional

Maltrato Emocional

Hay diversas clases de maltrato: físico, emocional, psicológico y social.

En muchos casos pueden confluir todos ellos con un potencial de generar malestar muy considerable.

El potencial para generar malestar depende de la autonomía, preparación y resiliencia de la víctima. Obvio es decir que cuanto menor es el nivel en cada una de estas características, mayor es la influencia y daños que se pueden ejercer sobre ella.

En esta ocasión quiero reflexionar sobre el maltrato emocional como resultado de la inmadurez, soberbia, frustración, exigencia, egoísmo y rigidez de quién lo ejerce.

La persona que ejerce maltrato emocional lo expresa con la retirada del afecto; el ejercicio de la frialdad y el distanciamiento; el ensañamiento en lograr herir los sentimientos de la otra persona; la acusación más o menos velada de errores, faltas, defectos o déficits; la culpabilización de lo que sucede…

El ejercicio del maltrato emocional puede estar producido por la combinación entre varios factores (rasgos de personalidad, conductas, educación…). Cuantos más factores confluyan más tóxico es el cóctel. Estos son algunos de los factores más frecuentes:

  1. La soberbia;
  2. El rencor;
  3. Los conflictos personales sin resolver;
  4. La falta de madurez;
  5. Una necesidad imperiosa de llevar la razón;
  6. Un impulso muy fuerte de satisfacer deseos, la insatisfacción de los mismos y las consiguientes dificultades para gestionar la frustración;
  7. La responsabilización del entorno sobre la felicidad de uno mismo;
  8. La intransigencia sobre los actos de los demás;
  9. La demanda de atención sin considerar a los otros;
  10. La rigidez en los planteamientos de cómo tiene que ser el mundo y cómo tienen que comportarse los demás;
  11. La creencia de que los demás tienen que hacer las cosas al estilo de la persona que maltrata;
  12. La creencia de que para los demás no debería haber nada más importante que atender esas demandas.
  13. Además, interviene también la creencia de que con el maltrato emocional la otra persona va a doblegarse a las expectativas y exigencias de la persona maltratadora y va a satisfacer finalmente sus demandas.

Esta última creencia está basada probablemente en que la estrategia del maltrato le ha dado el resultado esperado con otras personas, sobre todo niños (hijos, hermanos menores, alumnos, amigos…) o personas con un déficit de autonomía emocional y/o dependencia económica.

La forma de defenderse de este maltrato y no sucumbir a sus peligrosos y tóxicos efectos consiste en saber distinguir e identificar con claridad los siguientes fenómenos:

  1. Que en esa actitud no existe AMOR hacia la potencial víctima, en su lugar existe posesividad y/o utilitarismo, combinado con una habilidad grande para manipular a través de las emociones.
  2. No muestran RESPETO por la personalidad, necesidades, opciones y elecciones de la potencial víctima.
  3. No conciben una relación de IGUALDAD, donde las dos personas tienen el mismo derecho y la misma oportunidad para lograr sus deseos.
  4. No ven sus SESGOS, por lo tanto no son capaces de ver la OTRA REALIDAD.
  5. Utilizan la culpabilidad de forma más o menos explícita. Querrán que la víctima se sienta CULPABLE de su propia infelicidad, sus problemas o su insatisfacción. Son incapaces de responsabilizarse de su situación, sentimientos, elecciones y trayectoria.
  6. No tienen interés por la FELICIDAD de la potencial víctima si ellos no se benefician de algún modo, mucho menos si les perjudica.
  7. Suelen utilizar la CRÍTICA más o menos velada por cualquier cosa: cómo viste la víctima, cómo se peina, qué cosas hace, cómo las hace. Son críticos expertos en sacar defectos de los demás.
  8. No soportan una CRÍTICA.
  9. No soportan que se les lleve la CONTRARIA.
  10. No soportan un NO por respuesta.

Obviamente, no tienen por qué darse todos los factores mencionados ni en todas las ocasiones los mismos pero suelen estar bastante presentes casi siempre.

Conviene no caer en la trampa, mantenerse firme en las convicciones y criterios propios, emplear siempre el ejercicio de la racionalidad y aprender a detectar los 10 factores que se han mencionado. Si existe la presencia de cualquier de ellos, conviene advertirlo y no sucumbir ante sus efectos. Una actitud que integre cualquiera de esos factores, por muy loable que quieran vendérnosla, queda invalidada por el mero hecho de acompañar una conducta o una intención de maltrato.

Hay personas con una habilidad especial para hacer creer a la potencial víctima que está en un error, logrando que comulgue con ruedas de molino.

Tratar con este tipo de personalidades es muy difícil, requiere mucho entrenamiento, dosis muy elevadas de paciencia, fortaleza, autonomía y cariño. Si usted no se ve capaz, no se fuerce a ello, hay muchas personas en el mundo, deje paso a otras personas en su vida que no sean tan complicadas. Si no considera oportuno distanciarse definitivamente, procure mantener una relación poco implicada, procure no depender emocional, social o económicamente. Aún así, si continúa la relación, habrá ocasiones en que sienta cómo la persona que maltrata intenta ejercer su estrategia de manipulación emocional. Esté alerta y recuerde el decálogo. No se aparte de su propio rumbo, mantenga sus criterios, no sucumba a los argumentos o el chantage emocional.

Aplicando esta estrategia no espere que la otra persona cambie, ese no es su objetivo. Su objetivo es no convertirse en su víctima. La persona maltratadora cambiará o no en función de muchos aspectos, no por el sólo hecho de que usted se muestre impermeable a su manipulación. Tenga en cuenta que para la persona maltratadora siempre hay otras víctimas sobre las que ejercer su influencia y renovar sus conductas, habilidades y creencias.

No se considere tan influyente como para cambiar a esa persona maltratadora. Una sola persona no lo logra, sería necesaria la confluencia de todo el entorno.

Por lo tanto, no espere un cambio. Solo protéjase de esas personas y busque relaciones implicadas con personas que no tengan este tipo de perfil.

Lola Salinas (julio 2017)