«Bailando con la vida»

Película Imprescindible

Titulo original:»Finding your feet»

Dos modos de vivir, dos formas de afrontar la felicidad: 1) Ejerciendo el derecho a ser, elegir y apostar por valores humanistas propios; 2) Hipotecando la felicidad, abrazando un sistema cuyas normas y costumbres pertenecen a otros y nos alejan de lo que realmente somos.

Esta película británica es toda una enseñanza sobre la responsabilidad de cada individuo en disfrutar de la vida y aprovechar todo lo bueno que nos brinda, sin importar la edad o las circunstancias. Una apuesta que no está exenta de dificultades pero que está llena de decisiones libres y coherentes.

En una cultura en que se dan muchas cosas por hecho, y el individuo se corta las alas por falsa comodidad o acomodación, prejuicios, estereotipos, roles, convencionalismos, miedos o complejos; los personajes de este maravilloso y tierno film nos demuestran que ser feliz es una cuestión de principios, valentía, amor y sencillez. La felicidad no está en ser joven ni en el poder ni en el dinero o el estatus. La verdadera alegría de vivir está en responsabilizarse de cada minuto de la vida, tomando conciencia de cuál es nuestro principal objetivo, y actuando en consonancia.

Bailando con la vida es, sobre todo, una elegía al vitalismo y al derecho a vivir conforme a tus propias reglas, con el objetivo de satisfacer tus necesidades, disfrutando de todas las cosas buenas y bellas que puedes construir con los recursos y personas que la vida pone en tu camino.

Cuestionando lo establecido, nos damos permiso a construir nuestra forma de pensar, nos esforzamos para elaborar y crear modos de vida que se ajusten a nuestras necesidades. La creatividad, la libertad, el derecho a elegir y cambiar, son elementos clave para una vida plena, una vida en primera persona. Cualquier otra opción es una vida vicaria, a la sombra, condicionada, dirigida por otros.

El baile es uno de tantos escenarios donde personas que probablemente sobrepasan los setenta logran crear un ambiente de diversión, camaradería, seducción, ejercicio físico y solidaridad. Pero el baile y otras elecciones no son más que circunstancias que estas personas maduras, sabias, inteligentes y vitales aprovechan para rendir un homenaje diario a la vida.

Mientras se vive no se puede malgastar la vida. Incluso cuando se sabe que la muerte está esperándonos al torcer la esquina, vivir significa exprimir el zumo y disfrutar del néctar. La decisión de cómo queremos vivir y cuál es nuestro papel y responsabilidad en la vida, es diaria. Cada día elegimos opciones que nos sitúan en caminos significativos: la proactividad-la procastinación, la dependencia-la autonomía, el victimismo-la solución, el egoísmo-la solidaridad, la queja-la alegría, la crítica-la valoración….

El destino no está escrito, es un libro que escribimos a medida que vamos leyendo. Es la suma de todas las decisiones que tomamos día tras día, situación tras situación. El destino es el resultado de una actitud, de la voluntad y los objetivos a los que demos prioridad. Es lo que queramos que sea. El destino ya está presente en mis decisiones de hoy. La vida necesita pensarse para analizar y aprender de nuestros errores, sin miedo, o con miedo pero haciendo por superarlo.

Superar el miedo al cambio nos hace crecer y ganar confianza, descubriendo que la vida nos guardaba espléndidas sorpresas a las que habríamos dado la espalda si no hubiéramos apostado por creer en nosotros y nuestra capacidad de elegir, empezar de nuevo y construir.

Valorar la vida nos lleva a no desperdiciar ni un minuto con falsos rituales, relaciones insatisfactorias, trabajos inútiles, objetivos ajenos o principios irrelevantes. En las cosas más simples se puede expresar la alegría de vivir si nos damos permiso para reencontrarnos con nuestras necesidades fundamentales.

Bailando con la vida es una gran película. Excelentes y rotundas actrices y actores. Su elección merece un aplauso. Su interpretación espléndida, nos damos cuenta de que son actores porque no les podemos tocar, pero nos introducen en el escenario sin darnos cuenta desde el minuto uno. Magnifico guión, plagado de reflexiones y planteamientos muy acertados. Muy, muy recomendable.

La canción que acompaña el final de la película es «Running to the future». Preciosa balada y bellísima letra.  https://youtu.be/rTlmk425brw

Gran Bretaña,
Director: Richard Loncraine
http://www.sensacine.com/actores/actor-5956/
Guionista: Nick Moorcroft
Actrices/Actores: Imelda Stauton, Timothy Spall, Celia Imrie, David Hayman…
http://www.sensacine.com/actores/actor-26478/