Cuando comienza un nuevo año es costumbre generalizada realizar una lista -mental o escrita- con todos los propósitos que deseamos llevar a cabo para cambiar y mejorar nuestras vidas..
Ingredientes para el éxito
Conviene que esas listas tengan una dosis de ilusión, sueño, imaginación y creatividad, y al mismo tiempo sean realistas. Cuanto más coherente sea la mezcla, más oportunidades tendremos de lograr lo que hemos imaginado y deseamos.
La mezcla coherente se logra cuando nos basamos en lo que deseamos e imaginamos tanto como en lo que somos, en nuestras necesidades, en nuestras capacidades y en los recursos a nuestro alcance.
Creatividad y realismo
Un sueño, una ilusión o un nuevo proyecto pueden ser muy innovadores y producir cambios sustanciales en nuestra vida, pero siempre han de partir de una realidad existente, nuestra realidad.
Las frustraciones, muchas veces derivan de la falta de realismo al concebir los sueños o los proyectos. Cuando se elabora una ilusión a partir de una fantasía que no tiene ningún ingrediente realista, o que se aleja de nuestra realidad notablemente, estamos generando un potencial fracaso y la consiguiente desilusión o frustración.
Mis verdaderas necesidades, quién soy
Por esa razón, es conveniente que cualquier proyecto personal o profesional, comience por conocer quién soy, qué necesito, qué recursos tengo, qué habilidades puedo aplicar o desarrollar, qué conocimientos tengo o necesito adquirir, qué tiempo disponible puedo dedicar… etc.
Un ejemplo, entre otros muchos, del tema que estamos comentando sería el de una persona que se siente incomoda o insatisfecha en su actual vida laboral. Está tratando de identificar las causas y aunque cree haber dado con algunas claves, no logra encontrar la solución. Dependiendo de su personalidad, así actuará, así dará significado a lo que le sucede y así tomará decisiones. En este, como en otros casos, conviene que las decisiones sean tomadas con toda la prudencia, serenidad, consciencia y creatividad posibles.
Quizás piense que su trabajo le aburre porque prefiere algo de más responsabilidad; tal vez se sienta frustrada porque crea que no recibe el suficiente reconocimiento; puede que tenga falta de motivación porque no se identifica con los objetivos de la organización; cree que tal vez ha dado prioridad a su estabilidad económica y quiere un poco más de riesgo; tal vez se ha orientado siempre a trabajos más creativos pero siente que necesita un poco más de estabiliad…
El caso es que quiere dar un cambio a esta situación. Tiene la sensación de llevar un tiempo anclado y que arrastra un lastre muy pesado que le impide crecer, disfrutar y desarrollar aspectos de su profesión, cuya práctica le podría dar más satisfacción (estabilidad, motivación, responsabilidad, riesgo, reconocimiento…). Aún no sabe qué necesita exactamente, o que quiere ni cómo lo va a lograr. Solo intuye, siente que necesita salir de la rutina y dinámicas actuales. No sabe qué tipo de orientación darle; no tiene idea concreta de cómo llevarlo a cabo pero sabe que necesita un cambio, una reorientación. Tiene un sueño.
El sueño realista nos da esperanza, nos produce vitalidad, nos da ilusión y nos hace crecer. A veces para concebir un sueño realista partimos de lo que llaman ‘tormenta de ideas’, donde se pueden imaginar las cosas más extravagantes o locas sin ponerse límites ni barreras. El objetivo de esta tormenta de ideas es fluir, dar rienda suelta a la imaginación, inventar, imaginar, eliminar cualquier obstáculo o límite. Esa dinámica produce ideas que no aflorarían si estamos constreñidos por la realidad existente.
Ese ejercicio mental y verbal de diseño de una nueva realidad es muy sano y libera nuestra creatividad, permitiéndonos verbalizar todo aquello que se nos pasa por la imaginación, por muy extravagante o imposible que nos parezca. Es un ejercicio de libertad.
Esta es una primera fase de construir sueños. Si nos quedamos aquí y no vinculamos el producto de nuestra primera creatividad con nuestros recursos y potencial, será muy difícil poder materializar ese sueño. Necesitamos crear los caminos que unan lo imaginable con lo posible.
Esos caminos están llenos de ingredientes muy potentes que son los que darán forma a nuestro proyecto. Esos ingredientes están en nuestra personalidad, nuestra experiencia, nuestros conocimientos, nuestras relaciones… En definitiva, en lo que ya somos.
Nuestra imaginación, nuestra creatividad y nuestra capacidad de lograr un objetivo o un sueño, ya son parte de nosotros mismos. Una buena utilización de eso que somos nos conducirá a la satisfacción y al éxito.
Por qué pueden fallar mis proyectos?
La frustración es muy frecuente en conductas poco ‘maduras’ o muy irrealistas. Es un mecanismo más complejo del que se suele pensar. Puede ser producto de un exceso o un defecto de confianza en nuestras capacidades. La devaluación de las habilidades propias, pero también y, paradójicamente, una visión exageradamente positiva de esas habilidades, nos pueden llevar a conductas irrealistas.
La falta de realismo muchas veces tiene origen en el miedo. Miedo a no ser capaces de afrontar los contratiempos que surgen por el camino. Es decir, falta de confianza en uno mismo. Este miedo está muy vinculado con la huida, la evitación y el auto engaño. En estas huidas ‘mentales’ y también físicas, la persona es prisionera de su dialogo interior. Un diálogo interior en el que la desconfianza y las dudas sobre las propias capacidades están presentes y guían las decisiones y la conducta.
Por otra parte, el exceso de confianza en nuestros recursos puede producirse por una falta de conciencia de uno mismo, por una visión idealizada, poco fundamentada y que se aleja de uno mismo. En el exceso de confianza también hay huida. La persona huye de la aceptación de sí misma, huye de lo que quizás considera ‘mediocre’ o valora de una forma negativa. Así que su huida consiste en la idealización. Esa idealización le lleva a veces a acometer proyectos para los que no está preparado. También le lleva a no prepararse adecuadamente para realizar un proyecto que estaría a su alcance si tomara conciencia de su realidad y sus necesidades.
En definitiva, parece que en ambos casos hay un componente de miedo. El miedo puede ser útil si es puntual y se ajusta a un hecho real. El miedo es un mal compañero de viaje si nos limita e impide que exploremos nuestra personalidad de un modo realista y con plena conciencia y aceptación.
Quizás el mayor proyecto que una persona puede tener en la vida es tomar plena conciencia de quién es y qué necesita. Cualquier otro proyecto en la vida, para que resulte satisfactorio y produzca ajuste, equilibrio y coherencia, depende de que no se traicionen los rasgos de esa la personalidad. Es decir, que las decisiones y pasos que demos tengan en cuenta nuestra personalidad.
Auto estima y aceptación
Esto no quiere decir que seamos prisioneros de nuestra personalidad. Aunque habitamos en ella y por eso necesitamos tenerla en consideración para emprender cualquier proyecto, es cierto que podemos trabajarla para ensanchar nuestros límites y superar las dificultades o problemas que nos pueden estar acarreando.
Este trabajo tiene sus fundamentos y su procedimiento, por más que cada cual lo pueda emprender a su modo. El primer fundamento es la aceptación. Aceptarnos es el único modo de comenzar un cambio o una mejora que puedan ser sólidos, eficaces y realistas.
Para aceptarnos es necesario aprender a vernos sin temor, sin rechazo, sin vergüenza, sin idealización, sin autoengaños. Ahí radica el comienzo de la sana autoestima.
Muchas personas creen que la autoestima depende de lo que logremos. Esa es una visión muy poco realista de la autoestima. Estimarnos sin condiciones es la primera condición para estimarnos sanamente!
No nos queremos más cuantas más cosas logramos. Logramos más cuanto más nos queremos. Nos queremos más cuanto más nos conocemos y aceptamos. Aceptarnos significa ser capaces de potenciar todo lo que es sano, útil, eficaz, placentero y satisfactorio en nuestra personalidad.
Para muchas personas, este equilibrio (la ausencia de desconfianza o de excesiva confianza) es el primer proyecto que necesitan afrontar para poder plantear otros proyectos con éxito. Ambos trabajos se pueden hacer de forma simultánea.
Cualquier proyecto para el nuevo año, conviene que esté diseñado sobre estas bases para lograr el mayor rendimiento de nuestras capacidades al mismo tiempo que alcanzamos bienestar, ilusión, motivación y satisfacción plena.
Objetivos y sueños
Os animo a iniciar o continuar un trabajo personal intenso y eficaz que multiplicará vuestras posibilidades de combinar logro y bienestar pleno.
Si vuestras decisiones os dan miedo;
Si las dudas os generan ansiedad o frustración;
Si queréis mejorar;
Si necesitáis superar el malestar, dolor o tristeza;
Si os proponéis un proyecto importante y deseáis abordarlo con los pies sobre la tierra y con el máximo de creatividad;
Si buscáis soluciones a vuestros problemas actuales;
Si no dais con la clave de vuestro bloqueo o dificultad;
Si estáis ante una barrera que no conseguís desmontar…
Empezad por un intenso y eficaz trabajo personal, que os ayudará a veros, definiros y encontrar vuestras verdaderas necesidades y recursos. A partir de esa claridad, podréis emprender cualquier otro proyecto de forma realista, esperanzadora y satisfactoria.
Acompañamiento profesional
Estoy a vuestra disposición para acompañaros en este tramo del camino. Os ofrezco una serie de recursos, estrategias y herramientas para ayudaros a que logréis vuestro sueño:
Escucha activa, respetuosa y no directiva
Definición de necesidades
Análisis y evaluación concreta de objetivos
Planificación del afrontamiento
Diseño de tareas específicas
Entrenamiento en auto instrucciones sanas y eficaces
Etc.
A lo largo del trabajo, incorporaréis estas ‘herramientas’ para poder utilizarlas vosotros mismos en éste y otros proyectos vitales futuros. 0